Romero


Romero

El fusil no temblaba en aquellas manos compradas por la sangre.
Sólo sus dedos temblaban de sudor,
Contando los cuatro reales del sueldo de la muerte.
¿“Otro muerto”? Poco importaba,
Sus ojos ya estaban rojos del clamor de tantas víctimas
Su sangre no estaba en él,
En esa mano vil y traidora,
En aquella arma eficaz y primermundista
- porque en el sello de fabricación se leía “USA” –

Su sangre no estaba en él, solamente,
Sino en “ellos”,
En aquellos que ordenaron el momento, el día, y el pretexto.
¿“Uno más”? cientos de miles eran ya los arrebatados de sus cuerpos.
Pero este no era “uno más”.
Al contrario, era a la tumba, “uno menos”
Porque la voz de aquel profeta de fuego
Hablaba por mil y diez mil:
“Les suplico, les ruego, les imploro...
les ordeno en nombre de Dios
¡Cese la represión!”.

Y el sonar de la muerte en metralleta
- la que tiene el sello “made in USA” –
se dejó escapar por todos los rincones de aquel pueblo.
Y la sangre del Profeta
Recorrió volcanes y selvas y poblados
Y voló hasta los andes
Y se sembró en la tierra
Engendrando hijos paridos para la próxima fiesta.

Aquella mañana de viernes santo
De nuevo y obligado viernes de pena
Un veinticuatro de marzo
Tu voz intentaba ser callada.
Mas, en el silencio de aquella hora de llanto y desespero
Tu sangre se elevó a los cielos
Implorando clemencia
Ordenando justicia.
“Si me matan, viviré entre el pobre pueblo humillado”.

No lograron callar tu voz
No. No. ¡No!!!
No lograron opacarla
Tu muerte fue un grito de libertad exigida
Una noche que se deshoja entre dos noches:
La noche fatal de tu muerte
Y la vigilia de la Pascua definitiva.

Tu sangre engendró fuertes hijos
- aunque en apariencia los “made in USA” parezcan ser más fuertes -
y fuertes hijas.
Y, lamentablemente, más mártires inocentes con corazones sin brillo.

Entre los pobres quedaste
Oliendo a resurrección temprana
¡Oh Profeta del Viento
concédenos la valentía de no callar tu última homilía!

Parece que los poderosos son más fuertes que nosotros.
Parece que el fin ha llegado para nuestra historia.
Parece que la hora de la muerte Latinoamericana al fin ha llegado.
Parece...
Pero entre las sombras de esta turbia tristeza
Se alza la Luz del día nuevo bendito
Su Gloria se alza ante nosotros
Aunque no lo veamos aún.
“El Espíritu nos llevará en las alas de la utopía”
¡Oh, Pastor y Mártir nuestro!
Ruega por nosotros!!!
24Marzo2001

Comentarios

  1. "Pregunto Por qué si a moles desgarraron sus vestidos y lo arrojaron a las cumbres del suplicio, es como si la tierra le arrebatara la vida, para verlo en el futuro renacer"

    ResponderEliminar
  2. Tu eres tremendo mi hermano. Es un muy bueno articulo. Lleno de verdades, poeticas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Santa María del Buen Humor, Señora de la Sonrisa

¿Otro Dios es Posible?

Del Rincón de la basura al Camino de las Posibilidades