¿Quién eres tú?


Alicia está buscando su destino. Intenta escapar de la maldad y de la incoherencia, de la locura y de la extravagancia, escapar del hastío, de la vida cómoda y monótona de una sociedad que vive de apariencias, donde pulula la doble moral.
Lo que Alicia no sabe es que, escapando de estos “fantasmas” que le causan tanto miedo, está escapando en el fondo de sí misma. No huye de la monotonía y frivolidad de la sociedad victoriana, ni se fuga de la maldad de la Reina Roja, o de la postrada hipocresía de Jota de Corazones… Ni siquiera de la eufórica kinestésia del Sombrerero Loco. Huye de su propio mundo aún incompleto, porque no ha dado aún con el para qué de su existencia.

En su exilio, llega al fin al Castillo de la Reina Blanca; tras un breve diálogo, y después de lograr sentirse cómoda con su tamaño, Alicia sale al jardín donde la está esperando Absolem, La Oruga.

- ¿Quién eres tú? – le pregunta Absolem
- Creí que había quedado claro. ¡Olvidaste quién soy! Soy la Alicia Incorrecta
- ¿Quién te lo dijo? – pregunta con profunda sabiduría La Oruga
- Lo dijiste tú mismo
- Yo dije que no eras Alicia entonces, pero eres mucho más Alicia Ahora. Es más, casi eres pura Alicia.

En nuestras búsquedas interiores, en nuestro deseo de trascendencia, muchas veces nos toparemos con esta pregunta existencial: ¿Quién soy? Existen momentos de especial densidad, momentos cumbres que inevitablemente, como Absolem, nos cuestionarán sobre nuestra identidad, y sobre nuestros sistemas de creencias y de valores. ¿Quién eres? Y esto que aquí y ahora eres, ¿lo serás para siempre?
Tal vez podamos sentir miedo de mirar el camino andado, y tomar conciencia de que, sin querer o queriendo, nos alejamos un poco de lo que siempre hemos soñado ser. Pero no, no es así. De mucho caminar al norte, alguna vez llegaremos al sur.

El concepto espacio-tiempo es sólo un intento de explicar lógicamente nuestra naturaleza finita. Todo lo que vivimos es oportunidad para CRECER, aún aquello que no entendemos, y que incluso escapa de toda lógica. Todo tiempo es tiempo de transformación. Sólo necesitamos abrir bien los ojos para ver lo que se esconde más allá de las simples apariencias… Así, algo hará click en nosotros, y sintiéndonos cómodos con lo que hemos elegido ser, escucharemos esa voz que nos dice: “Casi eres puro Tú”.

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