Dios… es Poesía, es Música, es Melodía


Me encuentro en Kenya, África del Este.
Acá tenemos sabores, olores, sonidos y texturas únicas y diferentes, pero al mismo tiempo familiares. Por ejemplo, podemos encontrar en los supermercados y mayoreos al aire libre, tanto el maíz como la papa de nuestras tierras, o chocolates cuyo cacao es oriundo de América. Ni qué decir de nuestra rica yuca, también americana… Más, el sabor y el aroma han adquirido una originalidad exquisitas; no es que el maíz sea mejor o peor que el de nuestros campos, por ejemplo; simplemente es un maíz enriquecido por la historia de sus sembradores (“fruto del sudor y del esfuerzo del hombre”), y por la lluvia y el sol y la tierra de África. El tomate, la yuca, el maíz, la papa, originarias de nuestra América, han adquirido una tonalidad, una vitalidad, un sabor, que es el mismo pero a la vez es diferente.

África tiene mucho que agradecerle a América. Pero América tiene mucho, muchísimo que agradecerle a África. A veces me llegan sonidos que me invitan a mover los pies, parecen poesía que me llega como de otro mundo. Y emergen los recuerdos de los bailes de salsa, merengue, bachata, cumbia, joropo y el tambor… entre muchos otros cientos de sonidos y expresiones culturales y religiosas que tenemos.

Así como el maíz, la yuca y la papa, dejaron las tierras americanas para sembrarse en tierras africanas, así también la Buena Noticia del Evangelio de Jesús, se sembró en tierras africanas, tomando sabores, texturas, colores, y aromas, únicos y originales. Cuando veo en la eucaristía a los jóvenes bailar, cuando escucho las voces del coro, los ritmos, la expresión corporal… siento una alegría que no tiene explicación lógica alguna, y me pongo a aplaudir y a bailar, y siento que estoy en casa. Ciertamente me falta mucho por aprender: del idioma, de las expresiones, de los códigos culturales… Apenas estoy aterrizando en un país y un continente lleno de oportunidades, lleno de riquezas, lleno de contrastes…

Ser extranjero, y de paso, ser minoría por tener una piel de un color distinta, por no saber el idioma, por no comprender bien los códigos culturales… es una experiencia espiritual, es un proceso de fe… de muerte para la vida. Un proceso de Fe y también un proceso de Alegría, porque al final, después de que muera lo que tenga que morir, nacerá lo que está por nacer. Como la yuca, que del tallo arrancado y casi muerto, emerge. Creo firmemente que el lenguaje común de la música y del arte me hermanan y me aproximan con aquellos a los que creía tan distintos a mí. La Música está a nuestro alrededor, la música está en todo lo que hacemos, vivimos, gustamos… Creo que cuando Dios creó el mundo, lo hizo cantando... al son de miles de instrumentos musicales; por eso la música es el lenguaje universal, y la danza, la mejor expresión de lo que sentimos y vivimos dentro.
A través de la música, a través de todo arte… Cuando pintamos aquello que no podemos ver, cuando cantamos aquello que queremos alcanzar y construir, cuando convertimos en verso lo que no podemos tocar, o danzamos con aquello que no podemos abarcar, nos hermanamos, nos comunicamos, rompemos las barreras de lo diferente, de lo lejano… finalizan las fronteras, y podemos decir: ¡ah, pertenecemos a una misma casa, a una misma familia…! ¡Somos herman@s!
Dios, es el Completamente Otro… el Totalmente Distinto. Eso sí, nunca jamás el “motor inmóvil”, o la causa primera… ¡No! Nunca lejano, nunca ausente. Dicen los teólogos que de Dios no hay mucho que decir en realidad… Prácticamente lo que decimos de Dios, es lo que Dios no es… porque siempre Dios superará todas nuestras palabras, todos nuestros conceptos. Por eso, el lenguaje más cercano a la Vida en Dios, es el lenguaje de la poesía… del “decir no diciendo”, como decía Sn. Juan de la Cruz. A través del arte, y en especial, a través de la música, podemos expresar, tal vez no conceptos dignos de enciclopedias, ni largos ensayos que sean de beneplácito de los grandes especialistas, pero sí la experiencia de la fe sencilla y humilde de los pobres que hermana y humaniza. Como los cantos de los jóvenes de Guadalupe´s Parish, en Nairobi Kenya.

Pedro Emilio
P.O. Box 21654, 00505 Ngong
Nairobi
Kenya, East Africa

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