PSICOANALISIS a Una Nación Enloquecida





Alterada y con el rostro pálido de la impresión, entró la secretaria a la oficina de su jefe. Nunca, en todos sus años de servicio, que ya iban por los quince, había visto algo semejante... ¡y mira que ingenuamente creía haber visto ya todo tipo de personas y situaciones!; claro, trabajar para un psiquiatra no es nada sencillo... Pero, esto escapaba a toda lógica.

- Do... doo... do… Doctor, Moreno - logró pronunciar casi sin habla la Sra. Castell, mientras intentaba cerrar la puerta. Los nervios no la dejaban coordinar sus pensamientos.
- Ay...doo...doo... ¡Apareció!, do...do...Doctor... Así, de la nada... Llegó, Domor... ¡qué digo, Doctor! Y está ahí. Hizo: ¡zaz! Yo estaba atendiendo una llamada y ¡boom! Frente a mí, con esos ojos negros penetrantes... Ay, doo...doo... yo me quería morir… ¿qué hacemos? ¿qué le digo?
- Pero ¡cálmese, mujer! - intervino el Doctor Moreno- No se me descomponga A ver ¿qué ocurre? ¿quién está ahí? Vamos... respire... respire conmigo... uno...dos...tres...
- El pa pa pa, Doctor... ¡su pa pa pa cente! ¡Ay madre mía!
- ¿A qué cente se refiere? Míreme… Míreme… Eso, eso… ¿Cuál cente?
- Su paciente, Doctor. El Sr... Di...á...bo...lo - decía mientras se persignaba.
- Bueno, pero entonces que pase.
- ¿Qué pase? ¿Qué eso pase? ¿Está seguro Doctor?
- Oiga, ¿qué le ocurre? Claro… dígale que puede pasar.

La Sra. Castell cerró la puerta, no sin antes tomar una buena bocanada de aire. El Doctor Moreno no salía de su sorpresa... ¿qué le pasará a esta pobre mujer hoy?

Toc, toc, toc...
- Pase adelante...
- Buenos días, Doctor.
- Sí, muy buenos días, Sr.. ¿Diábolo?, ¿no?
- Sí, Doctor... snif... snif... ¡Necesito su ayuda, Doctor! – dijo bañado en lágrimas.
- Para eso estoy acá... Respire. Respire otra vez... - el Doctor Moreno hurgaba en su escritorio- ¡Vaya, parece que mi secretaria no me trajo sus datos! Déjeme llamarla...
- Se marchó, Doctor... salió corriendo... ¡todos huyen de mí....ahhhh! ¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!
- Bueno... bueno, podemos prescindir un momento de la ortodoxia. Veo que está procesado… así que… dígame qué le ocurre. Cuénteme... primeramente ¿quién es usted? ¿A qué se dedica?
- ¡A que me dedicaba, querrá decir! Yo era el rey de la oscuridad... el padre de la mentira... Todos me odiaban; todos me temían... Pero ¡ahora! Ahora soy un mito desfasado, un fantasma del inconsciente... ¡Nadie cree en mí! No sabe cuánta alegría sentí al ver a su secretaria asustarse conmigo... Si lo único que hice fue aparecer bajo una cortina de humo... ¡puro gasoil quemado, Doctor! Porque ya ni azufre tengo....

- A ver... explíqueme un poco mejor su profesión... Y cuándo comenzaron sus problemas...

- Mire Doctor... yo vivía feliz, torturando, viendo sufrir... Ay, esas cámaras de tortura... ¡pero se quedaron cortas! Jamás se me habrían ocurrido las ideas para torturar y matar que acá han aplicado... Todo se ha sofisticado tanto... Hoy en día nadie se asusta al escuchar sonidos de cadenas arrastrándose cerca de los cementerios... O al oír pasar al carretón recogiendo las almas en pena, noche tras noche... Eso es objeto de burla.... Muertos caminando buscando cerebros... ¡todos se ríen de ello! Los niños se burlan del Coco... Y la Mano Peluda quedó desempleada hace muchísimo tiempo... Evidente, ¡si el terror se vive día a día en la calle!

- Mire, mire... no le entiendo muy bien - intervino el Doctor Moreno, cada vez más extrañado de las palabras de su paciente- Usted me está queriendo decir... ¿qué usted es…?

- El Diablo… ¡o lo que queda de él! Buah, buah.. pero llámeme, mejor: Diábolo... me es más familiar. Mire, Doctor - sus ojos negros, como la noche más oscura, húmedos; su rostro entero, delatando el terrible sufrimiento por el que atravesaba - necesito su ayuda.... Vivo en una depresión continua desde hace meses... bueno, desde hace once años ya, pero que se ha agudizado en los últimas semanas... ¡Ya nadie cree en mí! ¡Ya nadie cree en el Averno! Hace poco más de un año, mis enemigos, antiguos siervos, me dieron la estocada final... ¡un paro! Sí, un paro general... Los sindicatos infernales me fueron abandonando... poco a poco, perdí credibilidad... Hoy, las calderas están vacías, sin alma alguna qué torturar... las Cavernas infernales desérticas... sólo se escucha mi lamento... y yo que les ayudé a llegar al poder... Desde que aquí se fundó el fetrahadesmagisteriomegabolivariano... Me echaban en cara que yo no podía seguir al mando, que mis servicios eran caóticos, ridículos, risibles... Me acusaron de estar al servicio del imperio, me denigraron públicamente acusándome de contrarevolucionario, y para acá vinieron, y ahí están, mis antiguos discípulos, hoy encargados de ministerios y bien enchufados en la cúpula del poder... Administrando in-justicias, in-defendiendo al pueblo... ¡Quince mil quinientas hectáreas de las mejores parcelas infernales me fueron expropiadas! ¿¡Y quién les enseñó todas esas artimañas!? Es que mis antiguos discípulos han hecho cosas, que ni a mí, Doctor, se me hubiesen ocurrido... Más dantescas que el mismo Dante. Yo, aún pendiente de lucir unos cachos que hasta afeminado me hacían ver - menos mal que una médico cubana me los operó -...y acá, tramando asesinatos políticos al mejor estilo holliwodiano. Yo, por allá, riéndome de las mentadas de madre de los muchachos, y aquí construyendo magnicidios que ni Ágatha Christie hubiese podido resolver... Yo allá, ayudando a disfrazar las mentiras que los adúlteros le dan a sus esposas, y por acá tan desfachatadamente cogiéndose los dólares de PDVSA. No, qué se me iba a mí ocurrir organizar contramarchas revolucionarias dizque para defender el gobierno del pueblo, cuando la intención era ver matar a sangre fría a tan despreciables inocentes... Y esa masacre de Altamira… ¡la de hace unos años! ¡Ni hablar la más horripihermosa de todas: el Llagunazo… Así le nombré yo, doctor, después de ver tanta sangre y tanta frialdad derramándose debajo del tristemente célebre puente. ¡Es que no puedo negar que les quedó bella! Disparos tan pulcros y certeros... ¡qué hermoso! Sólo que no se ocurrió a mí... y luego, la forma como han juzgado a los inocentes haciéndoles aparecer como culpables, y como los culpables se han convertido en héroes intocables y omnipotentes. Y dígame en lo que está convertido Vargas, ¡ni las peores pailas del Averno están así, en tan pésimo estado! Y Caracas... tan sucia, tan plagada de delincuentes, tan hecha mierda... snif...snif... ¡Ay! Buah... Buah... Buah... Buah...

- A ver... la principal herramienta de la psicoterapia es la palabra... Continúe... manifieste libremente lo que siente...

- Bueno, Doctor... ¡es que me da envidia! Me muero de la pura envidia! El cierre de los medios… ¡Ay ese canal donde pasaban siempre mis novelas favoritas de la tarde! Los atentados contra los periodistas, la persecución contra los estudiantes, los presos políticos que no lo son… con toda la urdimbre policial, y todo el montaje hecho... ¿Por qué carajos no se me ocurrió a mí primero!? Me han dejado sin empleo, Doctor... Soy apenas un desterrado. Ni las brujas y hechiceras me invocan ya, pues para aquelarres tienen las marchas revolucionarias. El otro día vi, antes de que me cortaran el servicio de TV por cable (porque entre la paila de canales tenía al canal Internacional que después fue nacional, pero que no quieren dejar salir al aire) cuando una de esas brujas decapitaba a la mamá del loquito ese que murió en una cruz y que me tiene jodida la vida desde hace dos mil años. Yo que había luchado tanto contra Ése… y me han ganado la partida unos aprendices que apenas cursaron conmigo un seminario de golpes de estado y guerrilla que ni aprobaron… No juegue… Buah… buah… Quemar y robar Iglesias, colocar explosivos en el metro, mentir tan descaradamente y que todavía sigan creyendo en ellos! No, Doctor… todos mis súbditos se han venido para acá… el último de mis servidores huyó con una diputada del gobierno, la misma que le aruñó la cara al diputadillo aquél de la extinta oposición… la misma que cayó a palos al periodista… ¿se acuerda? Y que ahora lo tienen preso por ser un estafador, un pendenciero, un mentiroso. ¡Yo, el padre de la envidia, de la maldad, del odio…! Me quedé sin nada, doctor… me quedé sin nada…!!!

- Así que usted siente - intervino el Doctor Moreno- que ha sido, de una forma u otra, desplazado de su trabajo... huuuuummm...Cuando perdemos algo importante para nosotros nos sentimos así. Reaccionamos ante la pérdida con dolor...

- ¿Dolor? ¡Si yo gozo con el dolor! Yo lo que tengo es arrechera... Yo estuveen Egipto y perseguí a los judíos hasta el Mar Rojo; ¡claro, hasta que intervino el Viejito; yo asesoré a Nerón cuando incendió Roma, diciéndole que le echara la culpa a los cristianos; estuve en París cuando decapitaron a María Antonieta; estuve en Europa en la Primera y Segunda guerras mundiales... Ay, cómo gozaba en las cámaras de gas... Y ya ve, míreme, soy una sombra, un prospecto marchitado de Demonio... buah... buah... snif... ¿Quién le va a temer a la Sayona cuando hay tanto malandraje suelto en cada esquina? ¿Quién le va a temer a las cámaras de tortura infernales, cuando a las seis de la tarde todo este país se convierte en una trampa de muerte, de corrupción y de impunidad? ¿Quién va a temerle a las tinieblas, cuando día a día ciudades y provincias enteras viven sin luz, sin agua, con la basura hasta los codos? Si le contara lo que le sucedió al Jinete sin cabeza la última vez que salió a espantar... ¡unos choros le robaron el caballo! Y unos mariguaneros utilizaron su cabeza como balón de básquet! ¡Y al pobre Silbón, Doctor, le robaron su machete en frente del módulo de policía! Él fue el primero en marcharse, por cierto, y anda de buhonerovendiendo cigarros en Sabana Grande... El Hombre Lobo vende bambinos en los semáforos. Pero el que más tristeza me da es Frankestain, el pobre se ofreció como voluntario en la escuela de Anatomía y fue rechazado por estar en la lista de Tascón. Lo último que supe de él, fue que atendía una agencia de loterías en el Cementerio General del Sur. Y hablando de ese Cementerio... ¡qué belleza en lo que está convertido, todo gracias al genio bolivariano! Cadáveres a cada paso, robos, asesinatos... Más de diez mil muertes violentas el pasado año... Y yo, sin empleo, sin nada qué hacer, porque todo el mal se me vino para acá. Es que es terrible lo que me ha pasado, Doctor... ¿qué puedo hacer?
Mire... es duro y triste lo que le voy a decir... pero es la realidad. Acepte su pérdida y búsquese otro empleo... porque el infierno mesmo, se instaló desde hace tiempo en este país… ¿Hasta cuándo???????????????????????

Comentarios

Entradas populares de este blog

Santa María del Buen Humor, Señora de la Sonrisa

¿Otro Dios es Posible?

Del Rincón de la basura al Camino de las Posibilidades