Romero
Romero El fusil no temblaba en aquellas manos compradas por la sangre. Sólo sus dedos temblaban de sudor, Contando los cuatro reales del sueldo de la muerte. ¿“Otro muerto”? Poco importaba, Sus ojos ya estaban rojos del clamor de tantas víctimas Su sangre no estaba en él, En esa mano vil y traidora, En aquella arma eficaz y primermundista - porque en el sello de fabricación se leía “USA” – Su sangre no estaba en él, solamente, Sino en “ellos”, En aquellos que ordenaron el momento, el día, y el pretexto. ¿“Uno más”? cientos de miles eran ya los arrebatados de sus cuerpos. Pero este no era “uno más”. Al contrario, era a la tumba, “uno menos” Porque la voz de aquel profeta de fuego Hablaba por mil y diez mil: “Les suplico, les ruego, les imploro... les ordeno en nombre de Dios ¡Cese la represión!”. Y el sonar de la muerte en metralleta - la que tiene el sello “made in USA” – se dejó escapar por todos los rincones de aquel pueblo. Y la sangre del Profeta Recorrió volcanes y selvas y pobl...