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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Ven, Señor, No tardes!!!

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Parece que estos días están cargados de muchas y malas noticias. Son las malas noticias las que recorren el mundo... Lluvias, y nevadas, en otros lugares sequías; carrera armamentista, deseos de omnipotencia en muchos gobernantes vomitivos de poder... Escacez, inflación, desempleo, y un laaaaaaaaaaaargo etc que todos y todas conocemos bien. En nuestro país, un sociópata histérico y megalómano quiere hacer de las suyas, y como el "barbarazo" está arrazando con todo... Pareciera, pues, que hay muy pocas razones para celebrar y tener esperanzas. Sólo quiero compartirles... mi silencio. Ante lo que no entiendo y me desborda, ante estas situaciones que parecieran no tener explicación, dónde muchas veces me pregunto por la ausencia de Dios... -Dónde está Él, que permite que ESTO SUCEDA (¿?)- recuerdo Su silencio ante la Cruz. Y medito en ese misterio, un misterio que sólo puede ser de bondad. Que el mal se consume a sí mismo, que el Dios que ama la Vida es siempre más profundo que

Marana Tha!!!

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Todo en la Vida es andanza, es camino Todo en la Vida, es un continuo movimiento y un continuo dinamismo. No lo podemos escuchar… pero el bosque va creciendo lenta y delicadamente, A través de susurros y, a veces, a través de suaves gemidos. El Adviento no es otra cosa que camino… hacer camino. Dios que viene a nosotros, pero más aún nosotros que vamos a Dios. Deseo para ustedes, mis amigos y hermanos muy queridos, un feliz adviento, un feliz camino. Que estos días, tan llenos de incertidumbre y descontrol, tan cuestionadores y a veces desalentadores… que estos días de avatares y pesares, podamos ponernos los lentes de la fe, para ver detrás de cada acontecimiento, las semillas de vida que el Dios que Ama y Defiende la Vida, están pujando por nacer y crecer. Que no veamos sólo el campo regado de estiércol, sino que podamos soñar y esperar, que allí, en lo secreto, está creciendo escondida la flor. Vivimos tiempos malos, pero para aquel que sabe mirar profundo, y agudo; para aquel que s

Adviento.... Anhelo de un Mundo Nuevo, más justo, fraterno, más humano y hermano

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La Parusía es la cercanía de Dios que consuela y restaura. La Parusía no es la venida futura de Jesús como Cristo majestuoso de lo alto de los cielos, sino su presencia plena en el corazón de la vida y del mundo, en ti. Confía en que Dios está con todos los crucificados, como lo estuvo Jesús; confía en que Jesús está contigo, porque está en Dios. Y grita desde el fondo de tu ser: Marana tha. Pero hazlo de tal forma que, al rezarle, lo hagas presente o te des cuenta de que lo está, porque para eso es la oración, no para que Dios venga y obre, sino para mejor encarnar su presencia. Y para eso celebramos los cristianos el Adviento: no para ponernos a la espera de algo que vaya a suceder, sino para hacer que suceda lo que esperamos. Celebramos el Adviento para esperar como Jesús, más que para esperar a Jesús: nuestra auténtica esperanza de Adviento consiste en realizar más plenamente el Adviento, la Parusía, la cercanía sanadora de Jesús, en hacer que aparezca y crezca la presencia oculta

Del Rincón de la basura al Camino de las Posibilidades

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Sol, La, Fa y Re, salieron un día, a vuelo mágico, despertadas por las teclas marfiles del piano de la abuela. Las notas musicales bailaron alegremente en aquel salón lleno de luz… con cortinas que son recuerdos, y con ventanas que son posibilidades. Sol, La, Fa y Re, se unieron a las otras notas musicales para bailar el vals, y luego ir a comer chocolate… En el salón principal de la casa, un joven llegaba tarde a su propia fiesta… y se llenó de dolor por la censura y los señalamientos, pues traía zapatos en vez de zapatillas y franela blanca en vez de traje y corbata. La franela blanca tenía un inmenso corazón en el centro, que era la puerta hacía el universo de sí mismo y revelaba, como espejo, la verdad a los demás… El joven lloró su tristeza y dejó que ésta se paseara por entre los invitados… no la amarró consigo, hasta que se fue, un poco borracha pues tomó ginebra y algo de tequila. De pronto, el piano firme de la abuela comenzó a cantar música de las alturas, y las notas musical