Adviento.... Anhelo de un Mundo Nuevo, más justo, fraterno, más humano y hermano



La Parusía es la cercanía de Dios que consuela y restaura. La Parusía no es la venida futura de Jesús como Cristo majestuoso de lo alto de los cielos, sino su presencia plena en el corazón de la vida y del mundo, en ti.



Confía en que Dios está con todos los crucificados, como lo estuvo Jesús; confía en que Jesús está contigo, porque está en Dios. Y grita desde el fondo de tu ser: Marana tha.



Pero hazlo de tal forma que, al rezarle, lo hagas presente o te des cuenta de que lo está, porque para eso es la oración, no para que Dios venga y obre, sino para mejor encarnar su presencia.



Y para eso celebramos los cristianos el Adviento: no para ponernos a la espera de algo que vaya a suceder, sino para hacer que suceda lo que esperamos.



Celebramos el Adviento para esperar como Jesús, más que para esperar a Jesús: nuestra auténtica esperanza de Adviento consiste en realizar más plenamente el Adviento, la Parusía, la cercanía sanadora de Jesús, en hacer que aparezca y crezca la presencia oculta y aún fragmentaria de Dios, la consolación de los afligidos, la liberación de todas las criaturas oprimidas, la restauración del mundo.



No esperamos el fin del mundo, sino su restauración.

Marana tha, Ven Señor, Jesús... Ven, mientras nosotros también vamos!

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